viernes, 20 de octubre de 2017

¿Qué pasará cuando...?

Hoy se cumplen 10 años del fallecimiento de uno de mis ídolos, Juan Antonio Cebrián. Una de esas personas que, lamentablemente, nunca pude conocer en persona, pero que encendieron en mí una llama, algo que con el tiempo se convirtió en un incendio, la radio. Supe desde entonces qué quería que pagara mis facturas en el futuro, mi gran pasión, mi auténtico amor.

Pero el tiempo pasa y, como es lógico, hay que hacer muchos méritos para poder cumplir el sueño (creo yo) de cualquier ser humano: trabajar en lo que te gusta y vivir de ello.

No soy, ni mucho menos, el más indicado para hablar de méritos, para muchos de mis compañeros y amigos no he hecho nada destacable, y es entendible que ellos no lo valoren, porque son los mejores periodistas/divulgadores de mi temática favorita, y ¿dónde voy yo a ponerme a su nivel?

Pero por otro lado no puedes dejar de pensar que tu carrera la has preferido variar, y no centrarte solamente en una cosa, pese a ser mi tema favorito. Le dedicas horas, horas, y más horas de trabajo,  sin dormir, de mosqueos en la oficina, de broncas de pareja, en definitiva una vida dedicada a lo que más me gusta. Y cuando no te sientes valorado, salvo muy contadas excepciones (por ejemplo, en mi memoria están mis artículos en Enigmas, y siempre les agradeceré a grandes profesionales como Teo Rodríguez y Lourdes Lancho su confianza, espero que no se arrepientan...) al final acabas pensando que igual el problema lo tiene uno mismo. Puede que por más que uno se tenga como alguien "profesional", las horas de trabajo no darán fruto por un problema de capacidad.

No todos los futbolistas son Messi por más horas que dediquen a entrenar. Y eso es muy frustrante.
¿Cómo llegar a ser Messi...? Te lo preguntas día a día al principio. Evidentemente es una expresión, porque en mi objetivo no está el volverme famoso ni rico, sino solamente vivir de lo que me gusta.
Pero eso sigue sin llegar, y cambias de fórmula, y le dedicas más tiempo aún, y te cabreas, y te cabrean, y te pasan por encima, y ves cumplidos y proyectos de otros, pero tú esperas la llamada. Te cansas de esperar y llamas tú, pero no llega nada... Y mientras sigue pasando el tiempo...
Llegas a ese punto en el que no sabes si el problema eres tú, si es que no has dado con la "clave", si le dedicas "pocas" horas, o si necesitas esperar...Piensas que puede que España, al igual que muchos otros profesionales y jóvenes, es la que no te entiende y que quizás, en otro país las cosas se consumarían.

Al fin y al cabo, España es un país de mediocres, donde de vez en cuando, y sólo de vez en cuando, surgen grandes como Juan Antonio Cebrián.