miércoles, 17 de agosto de 2016

La noche eterna. Los días no vividos...

Llevaba tiempo sin tener un día entero para mi, para "desconectar" de casi todo, para estar tranquilo en mi nueva casa. Y lo cierto es que pese a que vivir solo es un placer, es en estos momentos cuando echas de menos a la gente. Debe de ser cosa de no estar nunca conforme...

Hace unas semanas pude estar en mi tierra, en la que para mi es "la capital del reino de Levante", cuyo Camelot ahora se encuentra entre ruinas. Poder disfrutar de la playa, de algunos de mis amigos (nunca hay tiempo para verles a todos), de mi familia, y de la fiesta de la "Muy ilustre fiel y heroica ciudad de Alicante", siempre es bienvenido, y más cuando en la capital del Imperio estamos friendo huevos en los capós de los coches. Pero sin duda haber pasado casi una noche entera bajo las faldas del cabo de Santa Pola, con su faro siempre presente, y conociendo a leyendas del Hércules, fue el momento estrella de ese fin de semana largo. Ahora mismo daría lo que fuera por poder repetir.

Después de Alicante la siguiente parada fue Santander (con una mudanza de por medio, que es un rollo y mejor no contar, sólo decir que tengo cajas de libros de Antonio Ribera, Jaques Valleé, Jimenez del Oso, J.J,Benitez y más, apiladas en mi salón, esperando un destino en mi casa, o en mi casa...). Santander nos recibió con un clima fresco, lluvioso, totalmente diferente al que uno se puede encontrar en Madrid, o en Alicante, pero con un elemento en común con la capital de la Costa Blanca, la tan ansiada y añorada playa.
El Santander Music es un gran festival, muchos grupos, y ninguno que se solape, para no perderse ni un minuto de ninguna banda o artista en solitario. El clima, la zona privilegiada, y la buena música han convertido el Santander Music en un festival al que quiero volver cuantas veces pueda...Además también tuve la suerte de conocer a gente fantástica, y que espero volver a ver y echarme unas risas con ellos en Madrid.
No puedo dejar pasar la ocasión para sumar méritos a León Benavente (sin duda el mejor directo del cartel) y mis adorados Second, que con los años me han demostrado porqué son una de las mejores bandas Indies de nuestro país.

La vuelta a Madrid fue muy extraña, con un sentimiento en el que por un lado deseas disfrutar, por fin, de tu nueva casa, y la incertidumbre de saber si va a ser el último viaje del verano (exceptuando Cuenca, donde iré a dar una charla el primer finde de septiembre).

Y todo ello nos lleva hasta las fiestas de La Paloma, un "Oasis" vacacional en medio de la desértica ciudad madrileña en pleno agosto. Últimamente los viajes, o eventos importantes, me están llevando a conocer gente fantástica, y La Paloma no pudo ser menos. Muchas risas, mucha música, y sobre todo, un ambiente festivo al lado de mi nueva casa. ¿Qué más se puede pedir?
Han pasado varias cosas este pasado fin de semana largo, pero que no tengo intención de contar en un blog público, pese a servirme solamente a mi como desahogo, por aquello de respetar la intimidad...Pero sólo diré que ahora mismo daría lo que fuera por estar en la sierra de Madrid, o ya puestos a pedir, bajo el Faro de Santa Pola, disfrutando de una noche tumbado mirando las estrellas y charlando de extraterrestres, la vida, el amor, los problemas económicos, lo que quieres, lo que no, lo que echas de menos, o cualquier tipo de cosa, si es en buena compañía. Hoy podría ser una noche eterna...

He tomado el titulo de este post, de el título de un temazo de Love Of Lesbian (a los que pude volver a ver en Santander, con reacciones inesperadas por mi parte...). Aunque no tiene nada que ver (o quizás si) con lo que trato de expresar en este post, ahí va la canción.

P.D.: Otro día que podría haberme dormido pronto, y ya es más de la una...